12/20/2012

El arte de manipular la información (I), narrativa fantástica y consejos para escribir (I) (entrada larga).

Buenos días!!

Antes de comenzar con la entrada propiamente dicha, aclararé que no me refiero al tipo de manipulación que ejercen muchos y determinados medios de nuestra sociedad actual de contar verdades a medias o fuera de contexto; eso no es manipular la información sino mentir y desvirtuar; yo voy a hablaros de algu decididamente mucho más sutil, y es manipular la forma en que nuestro receptor interpreta nuestra información.


Aclarado eso, paso al segundo punto, en que relaciono esto con la escritura, concretamente con la narrativa, o la prosa propiamente dicha.

Personalmente, me gusta escribir porque la mayoría de las veces no se cómo termina mi historia; solo cuando me ciño al hilo de una novela larga tengo cierta idea de la pauta que quiero seguir, y aún así escribo bastante "al tun tun", sin saber qué es lo que sale. 

Una vez que has escrito algo, puedes releerlo. Según lo has hecho o algún tiempo después, incluso mucho tiempo después. La mayoría de las veces que releo algo, voy viendo cosas y pienso "esto podría cambiarlo por esto otro, y quedaría más natural" o "Eso quizá queda un poco forzado o fuera de contexto" y trato, si no ando muy vago, de mirar como puedo dejarlo más pulido. Otras veces, las menos, supongo, lo leo, y mientras paso por la línea esbozo una media sonrisa. Creo que el objetivo de la primera situación es llegar a la segunda. Buscar algo que te haga pensar "Joder, eso es ingenioso" , "qué emotiva es esta escena" o cualquier otra que, en definitiva, pueda alterarnos un poquitito, que no nos haga pasar por cada línea como si nada.

Mucha gente dice, y con razón, que la narrativa fantástica está muy quemada, que leído un libro leídos todos, y comentarios en general así. No podría estar más de acuerdo con ellos; tenemos por un lado la "Fantasía clásica", con representantes como los libros de Tolkien o los relativos a la saga Dragonlance, que a pesar de ser más moderna sigue los "tipos" clásicos de un tipo que es un don nadie coge a sus amigos y termina salvando el mundo cada jueves por la noche.

Es cierto que estos libros, en general, nos resultan mucho más interesantes cuando somos más jóvenes que a partir de una determinada edad, a partir de la cual empieza a cumplirse lo de "visto uno vistos todos"

Por otro lado tenemos la fantasía moderna, que ha ido evolucionando en vertientes claramente diferenciadas y apoyándose en diferentes puntos fuertes en cada caso; bien en argumentos que enganchan desde el primer momento, bien por ser muy tensos o suficientemente misteriosos, bien en invertir en "culos y tetas", en romper cánones o en una narrativa fresca y fluída; cada autor tiene su estilo o sus estilos, y quizá aquí podría residir el "punto que salva" determinadas escrituras sobre fantasía.

Personalmente he leído durante algunas cosas durante los últimos años, y he recomendado libros a mis amigos y por lo general siempre han tenido buena aceptación. Dicho eso, no soy ningún erudito y estoy seguro de que hay maravillas por ahí que ni siquiera conozco y de las que quizá podría aprender muchas cosas.

No obstante, entre los estilos que he ido viendo y buscando para poder aprender, destaco a Andrzej Sapkowski, de quien me he léido una trilogía de 7 libros y he comenzado con otra de 3. Puedo decir que su estilo me ha enamorado, y que, aunque sigo buscando siempre nuevos estilos para poder aprender y ver cosas diferentes, de momento estoy donde estoy.

Recientemente he empezado a releer su obra, que leí por primera vez hace unos tres o cuatro años, y puedo apreciar cosas que antes no apreciaba. Aquí es donde volvemos al punto inicial de manipular la información.

Cuando lo lees, simplemente sonríes y sigues, pero cuando lo analizas, puedes ver la capacidad que tiene para poder meter en situación al lector mediante descripciones dinámicas, o para construír en un instante un momento intenso y precioso y contrastarlo en la siguiente línea con una aplastante dosis de realidad. Sin que resulte cruel, sin necesidad de matar protagonistas cada dos por tres, ni de meter los típicos romances de "Ambos se quieren pero ahora uno puede y la otra no mira, uy luego ella mira y él ya se ha ido y así hasta el final del libro", ni otros "recursos modernos" que se vienen empleando de hace largo.

"Recientemente" se ha creado una corriente fantástica "anticlásica", en la cual, en contraste con los don nadies que se van a salvar el mundo, se encuentra un protagonista que se acerca más bien al tipo "antihéroe",y se han venido dando unos "nuevos recursos" que de nuevo vemos en cada novela, serie o película, con lo que se ha creado un nuevo tipo de "recurso clásico llamado anticlásico".

Lo que me gusta de Sapkowski es que tiene una facilidad increible para romper con lo esperado; es capaz de plantear un asunto, que el lector puede relacionar automáticamente con el recurso clásico o el "anticlásico-clásico", y resolverla de una forma que realmente no es algo que hubieses imaginado.

 Plantea un protagonista principal que ni es el héroe clásico ni el antihéroe moderno, si bien se puede acercar más al segundo, y que no es para nada un personaje plano. Se aleja además de los tópicos idealistas de uno y otro extremo y presenta un personaje realista que además siempre está contrastado con unos u otros compañeros, con lo que plantea siempre diferentes enfoques de una misma cosa, mostrando que ninguno es necesariamente más cierto que el otro, combinando las escenas más profundas con una realidad chabacana y dura, sin abusar nunca de un tipo de recurso para enganchar al lector.


O dicho de otra forma; sorprende.

Quedan pocas cosas que sorprendan; personalmente no descarto el haberme "enamorado" de este autor porque plasma de una forma difícil de describir lo que yo pretendo hacer con mi escritura; en el libro que estoy intentando escribir yo, tenemos como personaje principal a una chica joven y desengañada, con un fondo suficientemente profundo como para que os lo comente en otro momento.

Podemos decir que es, en general, cínica y pesimista, y que al principio de este libro la encontramos en el papel de terrorista idealista. En contraste, sus compañeros (compañeros de un clan de asesinos) serán dos enanos hermanos, quienes la han apadrinado años atrás en ausencia de su maestro; un ingeniero y un asesino retirado, completamente diferentes entre sí, que no se soportan y que al mismo tiempo la quieren como a su hija. Formará parte de la compañía, aunque con apariciones meramente puntuales, una arquera exiliada de su patria, quien destaca por tener un notoria pragmatismo y no compartir de ninguna manera la causa que propone nuestra protagonista. Le sumamos un químico, amante de la vida y de las mujeres, maestro del disfraz y siempre con un optimismo ácido y arrogante, y por último el miembro clave del clan: un asesino a sangre fría a quienes sus compañeros respetan más por su experiencia que por su calidad como compañero. Frío y callado, desapegado por naturaleza y también desengañado de la vida. Me gusta el punto que reside en que aunque en principio la protagonista y este personaje pueden percibir la realidad de una misma manera, la forma de ser y los principios de cada uno les llevarán a conclusiones realmente diferentes; considero que es un contraste que remarca las diferencias radicales entre algo que a primera vista puede parecer exactamente igua.


Mi punto, pese a que los miembros de la compañía que he mencionado en este párrafo pueda sonar a nada de otro mundo o a algo no demasiado original, es tratar de tener siempre una vía para sorprender al lector, hacerle dudar de que realmente sabe lo que va a pasar (y terminar haciéndole asumir que, aunque lo parezca, siempre terminará viendo que no).


Por ejemplo, comento un recurso que he visto que pocos autores utilizan, y es el intercalar las descripciones con cualquier suceso; de forma que la descripción no se hace apelmazada, la atención del autor no se disipa (es un hecho admitido que cuando una descripción es demasiado larga, llegando hacia la mitad estás leyendo sin saber casi lo que pone) y además le da un cierto dinamismo, de forma que mientras describes una escena o se realiza un diálogo no se tiene esa impresión de "escena plana" en la cual da la impresión de que el entorno de la acción se descuida (caso del diálogo) o se detiene (caso de la descripción).

Son detalles que parecen una tontería y de hecho si no te lo propones, no te das cuenta por más que lo veas una vez tras otra. Asímismo, la repetición exagerada de cualquier recurso, este incluido, hace que dicho recurso sea demasiado evidente, rompa el ritmo de la narración y en definitiva, "queme" el estilo.
Destaco que en este recurso, se puede intercalar tanto tonterías de una línea como varios párrafos seguidos, y luego continuar la línea narrativa. De esta forma se puede lograr un efecto de introducción más lenta o simplemente de continudad de la acción. Por ejemplo, en lo último que he escrito ayer (me da pereza buscar buenos ejemplos, lo siento) podemos encontrar un inciso bastante largo;  conecta la descripción de la taberna donde comienza el capítulo, lo que, de por sí, puede parecer bastante banal, aburrido y visto mil veces, de forma que tanto la introducción como el inciso se hacen de forma poco detallada, intentando ser rápido pero no descuidado, y tratando de no dar esa sensación de "Descripción de una escena congelada", sino una introducción gradual.

"En la taberna del Oso Leproso no había unas paredes tan buenas como las del Dragón Dorado; ni aislaban tanto del frío exterior ni acallaban el tenebroso aullido del viento, y las ventanas rotas  parcheadas con tela  mal pegada ayudaban poco o nada al recordárselo una y otra vez a sus huéspedes e invitados.

Sin embargo, los propietarios se las habían ingeniado para tener la tarbena mucho más llena que el lujoso establecimiento del dragón, y aventajarse así en la disputa ancestral que enfrentaba a las dos tabernas: el precio de la cerveza, los licores y otros bebedizos era con mucho más barato, si bien las quejas por la bebida aguada también eran más frecuentes. Por otro lado, se había construído una tarima de aspecto poco estable y de hecho más bien poco espectacular, lo que, sin embargo, no achantaba a borrachines, vendedores ambulantes y pordioseros dispuestos a contar alguna historia a cambio de una o dos bebidas por cortesía de su audiencia. Nada más lejos de la realidad; se diría que el aspecto demacrado y peligroso de la tarima incluso animaba a los más enfervorecidos, a menudo ayudados por la iniciativa que conceden las diversas y deliciosas bebidas de carácter espirituoso, encontrándose en ocasiones aquellos que incluso se subían de pie a la tarima y bailaban como sin ello les fuese la vida.

Parte del mérito había que atribuírselo también a los músicos que se hospedaban en el Oso, pues aunque se decía que estaban vilmente explotados, muchos acostumbraban a pasar semanas enteras allí. Al fin y al cabo, a veces era más cómodo quejarse de estar explotado que tener que ganarse la vida. Y quien no estuviese de acuerdo, probablemente era uno de esos malditos idealistas. O al menos, eso decían. El caso es que por una u otra razón, la descuidada y haraposa posada del Oso Leproso estaba a rebosar día sí y día también. El tabernero bendecía al turismo y la guerra, y para él era todo lo que le bastaba saber para poder sentirse tranquilo con su negocio lleno.

Una moza rolliza cruzó el salón sorteando con habilidad mas mesas y sillas dispuestas de forma más bien caótica, mientras iba dejando en alguna que otra mesa diversas jarras y recogía diversas propinas. Y pellizcos, también recogía muchos pellizcos en el trasero, si bien los más conseguía evitarlos.

Se veía en sus andares ese tipo de destreza que se adquiere mediante la repetición y perfeccionamiento de una única labor durante muchos años. A Khaelara, de hecho, se le antojó curiosamente parecido a la capacidad que tenían los monjes de las montañas para realizar complicados movimientos sin mostrar el menor signo de dificultad.

“Años de maestría” pensó para sí misma mientras apuraba la jarra. Cuando la moza rolliza pasó junto a ella, la chica le encargó rellenar su jarra y le dejó una propina sobre la mesa. También le pellizcó el culo, para no deshonrar aquella ancestral tradición que al parecer se venía practicando en el local"


 Y ahora dejo ya, antes de terminar esta tochoentrada, un ejemplo de los incisos cortos intercalando un diálogo largo, también de lo cuasiúltimo que he escrito y pidiendo perdón por no ponerme a buscaros un ejemplo mejor; es el comienzo de mi capítulo 5º y en todo él se puede apreciar el ejemplo que os comento, de en este caso introducir comentarios banales para evitar que un diálogo ininterrumpido y demasiado largo adquiera un tono innecesariamente dramático o subrrealista. No hace falta leerlo entero para apreciar el recurso que os comento, pero he metido hasta el primer cambio de escena.


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Y dicho eso, ya me despido por hoy, y mis más sinceras felicitaciones a quienes se hayan leído la entrada entera.

Un saludo, un abrazo y lo dicho... gracias por leer.


Carlos Garrido

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