4/19/2013

Casualidad, probabilidad y destinos lineales o paralelos.

Buenos días. Hoy voy a traer una de esas largas e improductivas divagaciones sobre la "Casualidad", ya que me lo propuso una amiga, y ahora justamente acabo de recordar un post que hice en una ocasión al respecto, dios sabrá a santo de qué.

El post en cuestión decía que a lo largo de, por ejemplo, todo un día, estamos sometidos a una cantidad de factores "aleatorios" (de los cuales muchos no son para nada aleatorios, pero requerirían un esfuerzo ridículo para poder calcularlos, cada uno de ellos, con lo que podemos considerarlos aleatorios a todos los efectos), que acarrean consecuencias más o menos aleatorias. Al peso, cuando se contrastan las consecuencias de nuestros actos deliverados con los sucesos aleatorios, a menudo podemos ver que el segundo factor cobra un peso increíble, y tanto más si admitimos que no somos capaces de percibir y ponderar la mayoría de estos sucesos aleatorios.

Como ejemplo en dicho post, había mencionado que si, por ejemplo, yo voy con un amigo por la calle y decido cruzar de acera porque, (por poner un ejemplo muy "aleatorio") por la otra da el solecito, o porque se ataja, o porque la acera en el tramo donde estamos es más estrecha, o por alguna otra "variable absurda", estamos sujetos a una "gama" de sucesos aleatorios diferente a la que estaríamos por la otra acera. Por ejemplo, yendo por esta, tu amigo se cruza con una amiga suya, os presenta, y casualmente, muchos años después, sois esposa y marido, y teneis un hijo que se hace este mismo planteamiento.

Ahora pensemos que, pese a que en la otra acera da algo más de solecillo, estás muy entretenido con la conversación (o tienes calor, o te distraes con algo, o alguien!) y no te das cuenta, así que seguís por donde estáis caminando. No conoces a la amiga de tu amigo, no fundais una familia (o quizá fundas otra distinta), no tienes ese hijo, no se plantea este dilema. Todo porque la conversación era más interesante, o porque hacía algo más de calor, o porque miraste algo que atrajo tu atención.

Con esto quiero decir que, pese a todo, las acciones deliveradas acarrean unas consecuencias más o menos marcadas en el tiempo, y a menudo tienen un principio y un final definidos, con lo que me refiero a que la mayoría de las acciones que tomamos se ciñen a una necesidad concreta y no a un cambio en el tiempo. De las aleatorias, podemos decir que también se ciñen a un período de tiempo concreto y sus consecuencias no van allá, en su mayoría. Sin embargo, son tantas que a menudo nos resulta más fácil vernos sumergidos en las consecuencias de un "suceso aleatorio" que en las de un "acto deliverado con vistas al avance en el tiempo".

A esto se le puede llamar casualidad. "Tu madre y yo nos conocimos por casualidad, nos presentó fulanito, ¿Te acuerdas de él?"

Habría que dejar claro no obstante el concepto de "Casualidad" para no confundirlo con aleatoriedad o posibilidad.

Las posibilidades, en este caso son 2 (mentira, son infinitas, pero vamos a trabajar con 2): el cambiarse de acera o no, y conocer a la susodicha o no, y a partir de aquí es todo muy subjetivo y dependiente de como nosotros queramos interpretar la realidad.

Podríamos decir que el tiempo es lineal, de modo que solo había una única posibilidad real, lo que seguiría el concepto de destino, o que pese a ser lineal el tiempo, todas las posibilidades son posibles, lo que seguiría un poco el concepto de aleatoriedad.

Aquí hay mucho y poco que debatir, porque todo depende de si discutimos con la posibilidad de infinitos universos paralelos, de tiempo cíclico etc, así que realmente es algo que dejo a vuestra completa opinión, porque no hay un "y esto es así".

El concepto de las posibilidades que no tenemos en cuenta día a día ya va quedando claro, sin embargo, queda el concepto de que muchas de ellas no solo no las tenemos en cuenta sino que además no las podemos siquiera concebir, o podemos concebirlas muy difícilmente.

Por ejemplo, no nos cambiamos de acera y no nos cruzamos con la susodicha, pero unos meses más tarde nos la encontramos en una fiesta con nuestro amigo Fulanito y volvemos a una situacion semejante a la que tendríamos si nos hubiésemos cambiado de acera y todo eso, nos conocemos, flechazo, familia blableblibloblu. Una acción que en principio parecía absurda, que luego parecía muy dramática e irreversible y que luego vuelve a parecer pasajera (bien pensado no es tan grave si nos la encontramos más adelante y seguimos teniendo aquel futuro tan bonito). El desarrollo de la linea temporal por la que nos movemos, en cuanto a las acciones con consecuencia prolongada en el tiempo no puede volver atrás, pero parece que sí puede hacer bucles, hay situaciones que te colocan en una consecuencia de una situación anterior, o eso parece.

Demasiado relativismo.

Pongamos que la susodicha madre de nuestros hijos, el dia en que se tiene que cruzar con nosotros se le olvida el móvil en casa, o sale y tiene frío, y vuelve a por algo más de ropa, y cuando pasa por donde debe conocer al futuro padre de sus hijos, él ya ha pasado y no se conocen : (

Pongamos que sí se conocen y se cruzan, pero como ha tenido que volver porque hacía más frío de lo esperado, no se puede parar a charlar porque tiene mucha prisa, y a mr padre de sus hijos ella le causa una mala impresión, decide que así, a voto pronto le parece una siesa o una maleducada, o que no le gusta su forma de correr o de hablar, tiene un "no-se-qué" que no le gusta.

Posteriormente se la encuentra en la fiesta, el amigo los vuelve a presentar "Te acuerdas de Fulanita?", pero él no muestra ningún interés (a la situación se le puede dar la vuelta de infinitas maneras; ella no muestra interés porque en el primer momento no le causó buena impresión, o porque está pendiente de fulanito, o el amigo que los ha presentado hace algo que estropea el encuentro, etc) y en cualquier caso nadie termina siendo pareja de nadie, no tienen la familia y no nace el hijo que se plantee estas dudas.

Mostramos así un cuadro que en apenas 1 minuto da lugar a una cantidad difícilmente abarcable de posibilidades, de las que teniendo en cuenta muy pocas vemos la gama de sucesos que pueden ocurrir en cuanto a si se conocen y terminan juntos, únicamente.

Ahora es cuestión de pensar cuántas cosas semejantes pueden sucedernos en un día, de las que ni nos damos cuenta, y pensad hasta qué punto tienen peso nuestras "acciones deliveradas" respecto a los "Sucesos aleatorios" a los que estamos sometidos. Da mucha chicha, la verdad, aunque difícilmente veo que pueda llevar a nada productivo.

¿Pero en fín, quién soy yo para deciros si esto será o no productivo? A lo mejor pensáis en ello, decidís que no vale para nada y de alguna forma que no habéis podido preveer sucede algo importante.


Pese a lo pedante que queda, me permito el lujo de citarme a mí mismo, en una frase que he dicho muchas veces y de muchas maneras.

"Así es la vida, asquerosa y maravillosamente imperfecta. Porque, si no lo fuese, ¿Qué nos quedaría por hacer con ella?"

En fin, después de todo el tocho solo puedo deciros una cosa más: Gracias por leer : )

Carlos Garrido



2 comentarios:

  1. Me cuelo :P
    En realidad el tema es de lo más irónico, porque lo que es un suceso puramente aleatorio en cuanto ocurre se convierte en un suceso seguro. Es una obviedad, pero tiene mucho más poder del que parece. Yo ahora estoy aquí escribiendo esto frente a un montón de posibilidades (estudiando, haciendo trabajos de clase, jugando, ...) y otras más improbables (salto por la ventana de repente, me cae un meteorioto, me da un infarto,...). Cada segundo (cada infinitésima de tiempo) el infinito abanico de posibilidades se reduce a sólo una, lo cual, digámoslo así, es mágico. Entonces supongamos que durante los últimos 100 segundos he estado aquí, escribiendo, sin que nada "raro" ocurra (o trillones de trillones de infinitésimas de tiempo). Por tanto lo más probable es que nada raro ocurra.
    Por ese lado, tenemos unas posibilidades que nosotros elegimos y que tienden a la normal, que son sucesos básicos digamos. Pero existen sucesos críticos, como por ejemplo conocer a la madre de nuestros hijos, descubrir algo que nos haga ricos o morir. Creo que hacia esos sucesos nos encaminamos siempre, sin saberlo, y son inevitables. No imposibles de postponer, pero inevitables. Como tú decías, puede que no conozcas a la madre de tus hijos ese día en la calle, pero sí lo harás en la fiesta. El problema es que tú no sabes si es o no la madre de tus hijos hasta que lo es, muchos años después, y es un problema imposible de resolver. Se puede argumentar que no lo es hasta que lo es (hasta que efectivamente ha nacido nuestro hijo), pero a nivel personal tiendo a pensar que no es así, que hay determinismo en eso, y que no es que lo será porque lo va a ser, sino que lo será porque tiene que serlo, porque todo el mundo ocupa un lugar en el mundo y en la vida de cada persona.
    De todas formas, lo más probable es que todos estemos equivocados en todo y que elijamos más llevados por nuestro parecer que por otros motivos (o quizás sencillamente elegimos lo que ya se nos ha dicho que elegiríamos), y que cuando nos arriesgamos lo hagamos por una buena causa que merece la pena, pero que aleatoriamente puede no salir bien o costarnos todos. Supongo que, a la postre, lo único importante es que nos juguemos al azar todo lo que tenemos en la mejor opción posible, así es la única manera de que no nos arrepintamos de nada :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Estoy de acuerdo con prácticamente todo salvo la parte subjetiva, la del determinismo, pero como es subjetiva ahí no tengo nada que objetar (paradójicamente).

      Gran comentario como siempre : )

      Eliminar